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Ricard y Javier necesitan el Estatuto del Corresponsal de Guerra

A raíz del artículo publicado el pasado 7 de marzo en este blog sobre los periodistas a la pieza a partir de la situación que sufre Ricard Garcia Vilanova, fotógrafo freelance secuestrado en Siria conjuntamente con el reportero de El Mundo Javier Espinosa, un compañero me ha recordado que en este ámbito hay también otra cuestión pendiente de resolución. Se trata del Estatuto del Corresponsal de Guerra, en el que se recogen las condiciones que deberían tener los profesionales de la información que van a cubrir conflictos bélicos. Este texto fue una propuesta de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) en el I Encuentro de Periodistas del Mediterráneo –en el que participaron todas las organizaciones de esta región que pertenecen a la Federación Internacional de Periodistas (FIP)– celebrada en Almería los días 16 y 17 de abril de 2005 y que fue aprobada por unanimidad. Al margen de la FeSP, por parte española también participaron Comisiones Obreras y la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE).

En este texto se reclama que todos los profesionales de la información que se desplazan a zonas en guerra tienen que estar contratados al menos mientras estén en estos lugares. Se destaca que en «los últimos tiempos la creciente flexibilización de las condiciones laborales ha impulsado que muchos de estos profesionales concurran a estos escenarios careciendo de seguridades elementales, tanto para su integridad física cómo en sus relaciones laborales». Garcia Vilanova, cuando fue secuestrado, estaba en Siria trabajando conjuntamente con Espinosa quien sí que está en plantilla para el medio para el que trabaja. Desconozco en estos momentos qué tipo de acuerdo había entre Ricard y este rotativo y por lo tanto este texto, hoy por hoy, no pretende culpabilitzar a nadie de no haber sido suficientemente cuidadoso; simplemente que, aprovechando la triste situación que sufren Javier y Ricard, es un buen momento para recordar una más de las asignaturas pendientes que hay en materia de información y de comunicació. La propuesta de Estatuto aprobada en Almería nace de un texto con el mismo título que el comité de redacción de El País y la dirección del rotativo firmaron en julio de 2003, después de los primeros meses de la guerra de Irak donde, entre otros, perdieron la vida los periodistas españoles José Couso y Julio Anguita Parrado.

Ricard Garcia Vilanova o el drama de ser periodista a la pieza

El periodista Gervasio Sánchez lidera el recientemente creado comité de apoyo a los periodistas españoles secuestrados en Siria, conjuntamente con los representantes de varias organizaciones profesionales. Los reporteros que sufren esta situación son el periodista de El Mundo Javier Espinosa y el fotógrafo freelance Ricard Garcia Vilanova. Cuando esta iniciativa se impulsó, todavía estaba también en esta situación el periodista de El Periódico Marc Marginedas, felizmente liberado el pasado domingo 2 de marzo. Una de las actuaciones que este comité quiere desarrollar es la edición de un libro con varios trabajos de Garcia Vilanova, especialmente en su cobertura de la guerra de Libia, país del que Ricard es un gran experto.

Por qué primero Ricard? Porque es el que está en peor situación. No en su secuestro porque allí sufre más o menos las mismas privaciones que sus compañeros de cautiverio. Está en peor situación, aquí, en su casa. Espinosa, como también Marginedas, tienen un medio detrás, que les tiene en plantilla y, por lo tanto, les sigue pagando su salario cosa que les permite afrontar las obligaciones contraídas para su vida cotidiana cuando están en casa. Ricard es un periodista a la pieza que no tiene nadie que le cubra las espaldas y con la edición de este libro –de la que se ocupará Editorial Blume, la misma que lo hace con los de Gervasio Sánchez– se pretende ayudarle a pagar los gastos que ahora no puede afrontar.

Esta situación demuestra la terrible fragilidad con la que viven los colaboradores en el Estado español. Desde las organizaciones sindicales del sector se ha defendido desde hace tiempo regular esta figura imprescindible en el mundo del periodismo de manera similar de como lo está en otros países. Esta propuesta no ha tenido éxito por el poco interés que han puesto los diferentes gobiernos que ha habido, tanto los del PP como los del PSOE. Los socialistas se habían comprometido a hacerlo pero José Luis Rodríguez Zapatero incumplió su promesa. La desprotección social de los periodistas a la pieza es absoluta pero en el caso de Ricard ha llegado a sus consecuencias más dramáticas puesto que está forzando a sus familiares –una economía modesta– a tener que afrontar gastos para que el compañero, por ejemplo, no se quede sin piso.

Si con esta experiencia los poderes legislativos no afrontan de una vez por todas la regulación del periodista a la pieza –cuestión que, además, permitiría sacar a muchos profesionales de la información de la economía sumergida– es que los legisladores lo único que sienten por los trabajadores del sector es indiferencia o incluso desprecio. ¿Qué tiene que ver esto con el derecho a la información? Sin condiciones laborales dignas no puede haber periodismo de calidad.

En países como Francia –dónde a esta figura le llaman «pigiste»– el periodista a la pieza disfruta de los mismos derechos que sus compañeros en plantilla. Sólo cambian sus retribuciones, pero puede disfrutar del paro y otras prestaciones sociales en proporción a sus cotizaciones, a pesar de que podrá hacerlo por varias empresas a la vez. Los medios están obligados a hacer sus aportaciones a la Seguridad Social, también en proporción a los trabajos que los periodistas realizan. En Italia, Portugal y otros países europeos también hay regulaciones que dignifican la figura del colaborador. En cambio, en España, nada de nada, a pesar de las promesas. La propuesta elaborada por el Foro de Organizaciones de Periodistas (FOP) –integrado por los sindicatos CCOO, UGT, Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), la UPIFC y los colegios de periodistas de Catalunya y de Galicia– y aprobada ya desde 2001, que ha sido presentada a los grupos parlamentarios en varias ocasiones y hasta ahora todavía no ha prosperado.

Yo compraré el libro de Ricard e invito al conjunto de la profesión a hacerlo. Por dos motivos: porque, seguro, será un buen libro y porque haciéndolo le ayudaremos. Pero también invito al conjunto de la profesión a exigir ya la regulación de la figura del periodista a la pieza porque es una vergüenza que mientras está secuestrado en Siria, Ricard corra el peligro que cuando vuelva a casa, haya perdido por el camino carros y carretas. Para acabar sólo quiero añadir: #freejavier_ricard.